DIDÁCTICA DE LA LECTURA


Ernan Santiesteban Naranjo

2.3. La higiene de la lectura


La enseñanza de la lectura ocupa un lugar preponderante dentro de los planes de estudios por ser la base del resto de las asignaturas. Por tanto, la misma merece especial atención dentro de la actividad escolar y también en la sociedad. De ahí, que sea importante que los países desarrollen programas o proyectos nacionales para acrecentar esta importante habilidad comunicativa.
La enseñanza de la lectura constituye una  de las vías principales para la asimilación de la experiencia acumulada por la humanidad. Su enseñanza coadyuva al desarrollo intelectual y afectivo del discente, especialmente en el campo de las lenguas extranjeras donde no solo facilita el acceso al conocimiento científico-cultural foráneo, sino que facilita el aprendizaje de la lengua meta.
La lectura en voz alta facilita la percepción, visual y no visual, de los educandos en el periodo inicial de la enseñanza, la misma requiere tres veces más pérdidas de energía que la lectura en silencio y por consiguiente esta lectura en voz alta debe ser limitada, pues la lectura ininterrumpidamente en voz alta durante más de siete minutos por discentes de primer grado puede conducir a alteraciones funcionales del Sistema Nervioso Central.
De ahí que la lectura en voz alta solo debe ser utilizada para enseñar la correspondencia sonido-grafía o la lectoescritura y no para desarrollar la habilidad generalizada leer.
Las condiciones óptimas que favorecen la asimilación del texto impreso ya sea en soporte papel, soporte electro-magnético u otro material que propicie una lectura prolongada sin que provoque agotamiento, representa la tarea de la higiene de la lectura. Esta abarca la solución de cuatro aspectos esenciales, entre muchos otros que puedan existir.

En el primer caso tanto la luz excesiva, como la insuficiente provocan una disminución de la agudeza visual. La lectura realizada en estos extremos puede causar fatiga mental, además de la afectación de la vista. En caso de la lectura que se realiza en computadoras estas deben poseer el protector de pantallas,  además de tener una contra luz y procurar un técnico para graduar el brillo, el contraste, la intensidad de la pantalla del monitor.
En el caso de la lectura de materiales impreso en soporte de papel debe existir aproximadamente una iluminación de la superficie de lectura de unos 300 lux.
En el segundo aspecto, sobre la posición o situación del texto, respecto al lector se recomienda por estudios realizados al respecto que el texto debe colocarse a unos 25- 35 cms en dependencia de la edad del lector y sus capacidades visuales. Este debe estar próximo a unos 45 grados horizontalmente con respecto al cuerpo.
En la presentación del texto impreso debe tenerse en cuenta los estudios oculográficos que entre otras cosas asumen que la lectura se realiza con movimiento oculares tratando de abarcar la mayor cantidad de información gráfica y que las líneas muy extensas, largas implica la acomodación de varias distancias, lo que hace que los órganos de la vista tengan que funcionar más, provocando fatigas o rechazos indeseados.
Otro elemento a valorara en la presentación es el tipo y tamaño de la letra, recomendándose la ARIAL o la TIMES NEW ROMAN 12. Aunque en edades tempranas para la enseñanza de la lectoescritura las letras antes mencionadas de tamaño 14 ó 16 también son universalmente utilizadas.
Por último, la complejidad semántica debe ser tenida en cuenta pues el entendimiento, comprensión o interpretación de lo leído, como objetivo principal y final está indisolublemente interrelacionado a la etapa de la percepción, visual o no visual, de los signos, sin embargo entra otro proceso de significación lo cual tiene que ver con el esquema de contenido del lector, lo que afecta psíquicamente al alumno si en tema del texto y el rema no responde lógicamente a la experiencia cultural del educando.
Es por eso  que en cada nivel o subsistema de educación debe ser definida y precisada la habilidad generalizada leer de esa etapa.
La velocidad de la lectura es otro aspecto que se ha tenido en cuenta en diversas indagaciones tanto nacionales como internacionales.
Independientemente que la velocidad de la lectura es algo muy relativo, se ha podido verificar y en algunos casos demostrar que a mayor velocidad, mayor nivel de determinación de la significación del texto. No obstante, lo relativo se sustenta en que la verdad en este particular pudiera estar en varios factores que deben ser los que definen la velocidad con que se debe leer para que esta no constituya o contribuya a una alteración en el sistema humano.
La velocidad de la lectura dependerá en gran medida en;

No es lo mismo la velocidad de la lectura en las diferentes lenguas, pues dependen mucho de los aspectos morfo-sintáticos, no obstante el promedio de velocidad de la lectura, dadas las condiciones higiénicas, oscila entre 210-510 palabras por minutos y cuando se activan las fuerzas volitivas, es decir cuando el lector necesita realmente o desea leer más rápido lo hace en un rano entre 410-730 palabras por minutos.
La lectura oral o en voz alta se realiza a un promedio de 110-210 palabras por minutos. Estos datos son el resultado de varias mediciones realizadas en la década del 80’  del siglo XX, los que pueden ir variando y se tuvieron en cuenta los textos en soporte de papel, lo cual sugiere que la lectura en pantalla no refleje la misma velocidad promedio.
Si por otro lado la lectura como proceso complejo implica otros procesos, entonces es higiénico que  los ejercicios con un texto sean limitados a los objetivos docentes. La percepción del lector es posteriormente activada y sometida a los siguientes procesos. Por ejemplo, dentro del proceso lector se manifiestan los procesos léxicos, sintácticos y los semánticos.
En el proceso léxico, la información perceptiva es reconocida con el accionar signos  y la realidad. Para ello puede hacerlo a través de tres vías; visual, fonética y táctil.  La primera lo hace de la observación de los signos a la significación, en la segunda se identifica lo grafemático luego el fonemático y posteriormente el significado y la táctil, por la vía de este sentido del tacto.
En el proceso sintáctico el lector va realizando  el proceso léxico mediante el cual conoce los lexemas, palabras, y seguidamente va a relacionar las posiciones de las palabras, ese reracionamiento es el proceso sintáctico. Esas relaciones responden a las reglas y principios de la sintaxis. En este proceso el lector va asignando un papel gramatical a cada palabra. Es una operación mental y automatizada.
El proceso semántico se encuentra holísticamente implícito en los procesos anteriores y le asigna una significación a lo codificado teniendo en cuenta su esquema de contenidos. En ese momento juega un papel fundamental el tipo de texto que se lee para que el lector, en dependencia del objetivo determine si lo que necesita es entender, comprender o interpretar el texto. Si no hay una orientación didáctica se asume subliminalmente la que el propio lector necesite y con ello el no-consciente guiará la reacción o reacciones del lector. Este último aspecto es de capital importancia, pues el contenido semántico de un texto puede afectar el comportamiento psíquico del estudiante.
Si el profesor impone la lectura de un texto y el no tiene en cuenta la diversidad de los sujetos, discentes, puede estar afectando psíquicamente a algunos de ellos, sin que lo note o se percate a simple observación ocular. De ahí, que es de conspicua importancia conocer las características psicológicas, sociológicas y lingüísticas de cada uno de los estudiantes para poder definir en primer lugar cuál texto asignar y luego los ejercicios que según los objetivos docentes y el contenido del texto imponen al lector.
Los distintos procesos, léxico, sintáctico y semántico, configuran dentro del proceso lector una interrelación que a partir de la información perceptiva se van relacionando de forma seriada, sucesiva y lineal. No obstante, estos procesos son autónomos, lo cual didácticamente hablando se pueden realizar ejercicios por separados para desarrollar estos procesos, sin descuidar el principio holístico del proceso lector con respecto a estos procesos lingüísticos.
Otro aspecto por el que no se debe temer, dentro de la higiene de la lectura, es la relación de edad contra lectura, pues con cualquier edad es posible inicial y/o  potenciar el desarrollo de la habilidad generalizada leer. No debe preocupar la edad, sino que las capacidades, habilidades y operaciones generales y operaciones son básicas para alcanzar el objetivo propuesto. Esta información es relevante, sobre todo en los primeros años de vida.

2.4. La Dislexia

Un gran problema encontrado en el aprendizaje de la lectura es la dislexia, principalmente para los  escolares que no tienen buenos profesores en el sentido de ayudar a corregir o hasta entender el problema.
La inclusión de esta temática en este texto responde a la necesidad de conocer que la dislexia puede manifestarse y luego con un tratamiento adecuado puede desaparecer. La otra razón por la cual se ha incluido es que en muchos discentes no son netamente disléxicos, sino que tienen ligeras manifestaciones de anomalías neurofisiológicas que necesitan ser tratadas o al menos tenidas en cuenta durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Este no es un problema privativo de la Educación Especial, pues un alumno puede manifestar ligeras irregularidades que lo consideren un disléxico leve o es frecuente que esta se confunda con otras dificultades de adaptación escolar de carácter mental o de apatía frente al estudio. Por lo que hay que ahondar en las causas que generan su falta de rendimiento escolar.
De ahí que la enseñanza de la lectura en los primeros niveles exista la necesidad de hacer un diagnóstico psicológico a todos los escolares que presentan inadaptación escolar para determinar las distintas causas que originan su situación en el rendimiento durante el aprendizaje de la lectoescritura o lectooralidad.
Todos los discentes disléxicos tienen mucha dificultad en el aprendizaje de la lectura, reflejado inclusive en la escritura. Esos estudiantes deben tener las mismas oportunidades que los no-disléxicos para aprender a leer, recibiendo las ayudas y el nivel motivacional adecuado.
La dislexia etimológicamente indica; dis- de dificultad y –lexia de lectura, de letra; por lo que significa dificultad en la decodificación de letras, palabras, es decir dificultad en la lectura. Es considerada por muchos una enfermedad. Es asociada a trastornos o anomalías funcionales del cerebro, lo que implica que realmente debe tener un seguimiento clínico, no obstante es el educador que con amor, paciencia y conocimiento puede resolver y convertir esta situación problémica en un resultado positivo.
Todos los escolares aprenden a leer y a escribir básicamente de la misma manara,  mas algunos vencen las dificultades de ese aprendizaje con más facilidad que otros. Las dificultades entre los alumnos disléxicos y los no-disléxicoes serías, por tanto, cuantitativos.
Existe, entretanto, otra posibilidad; las diferencias entre los discentes disléxicos y los no-disléxicoes pueden ser cualitativas y no cuantitativas. Es posible que los disléxicos encuentren dificultades en el aprendizaje de la lectura y de la escritura, que ellos tengan que lidiar con obstáculos que, normalmente, no afectan a otros alumnos en el aprendizaje de la lectoescritura.
Es cierto que no siempre la dislexia es un factor determinante en el rendimiento del aprendizaje de la lectura. El bajo o alto rendimiento está ligado, mas a las condiciones sociales y consecuentemente, a las condiciones psicológicas de los educandos, y principalmente a la capacidad de los profesores para ayudar a los discentes a superar este obstáculo. Existen cuatro fuentes de información sobre la cuestión de diferencias cuantitativas contra cualitativas entre los estudiantes con dificultad de aprendizaje y los que no presentan dificultades para aprender;

La dislexia es vista por muchas personas como una enfermedad, aunque no sea contagiosa y así siendo, no afecta a los demás discentes, con el simple contacto. El lector no-disléxico, en los casos de los estudiantes que desarrollen los ejercicios normalmente, los desplazamiento de las pantallas se anticipan al pronunciamiento de las palabras y estas descubiertas implica la percepción de la unidad lingüística completa.
Por el contrario en el aprendiz disléxico no existe esa anticipación perceptiva y solo lo perciba de una forma aislada o segmentada lo que no le permite la fluidez necesaria para una lectura eficiente y con ello la afectación en la decodificación y la definición del entendimiento, comprensión e interpretación del texto.
Muchos profesores sienten dificultades para enseñar la lectoescritura a los discentes disléxicos, por desconocer medios correctos para lidiar con esa deficiencia y pasan a discriminar sus estudiantes disléxicos, lo que provoca un disturbio mayor, culminando en la evasión escolar u otros trastornos de conducta. Esta nueva didáctica enfatiza las ventajas de poder ayudar a los disléxicos, no es enseñarlos a leer en voz alta, es enseñarlos a leer y sobre todo recordando el principio de que no  todos sumimos una misma postura ante un mismo texto.
Quien ha sufrido de dislexia no tiene porque  adquirir la competencia literaria, ni siquiera debe ser impuesta a todos los discentes, la escuela debe propiciar que los mismos sean quienes escojan sus intereses vocacionales. No obstante lo que no debe obviar la referida institución, que debe lograr que todos los educandos alcancen y logren la habilidad generalizada leer, pues esta es la base para  las demás actividades de aprendizaje y desarrollo.
Estudios ya realizados verifican y en otros casos comprueban que la dislexia es una enfermedad curable y si el discente fuere apropiadamente conducido por la escuela, muchos casos de la ya citada enfermedad podrían ser ‘ser curados’ o corregidos. El alumno debe ser tratado como educando y no al margen de los contextos socio-culturales.

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Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)

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